Mucho gusto
Un marica se pasea por un campo nudista cuando, a unos treinta metros, ve caminando hacia él a un hombre bien formado y con un miembro que le llega a media pierna.
El afeminado no le quita la vista de encima y cuando se topan de frente, el fortachón le pregunta: "¿Qué le ve, mi amigo, qué no la conoce?"
"¡Ay no!", y tomándole el miembro continúa: "Mucho gusto"; se da media vuelta y tocándose las nalgas: "Le presento a unas amigas".
Mucho gusto
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