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¿Qué crees?

¿Qué crees?

Se hunde una embarcación, y un hombre agarrado a un tronco se salva. Flotando, a lo lejos, mira una negra cabellera en el mar y la atrae hacia él. El naufrago descubre que es una mujer viva, la toma del cuello y juntos llegan a una isla desierta.

Al llegar a la isla descubre que se trata de Salma Hayek. Por salvarla y estar en una isla desierta ella se entrega con pasión total. Pasa un año sin que los rescaten y ella empieza a notar que él cada día está más triste, por lo que le cuestiona la razón de su tristeza. El tipo no contestaba, hasta que un día, de tanto insistir la mujer, el hombre la lleva al baúl de ropa que rescataron del naufragio y le dice:

"Te voy a pedir que te vistas con este pantalón, esta camisa y sombrero de hombre; además, que te pongas este bigote postizo".

A Salma esto le pareció un tanto extraño, pero como se trataba de la felicidad del hombre que le salvó la vida, aceptó. Para darle un toque final, el hombre le pint! a una espesa barba a la Hayek. Después la invita a caminar por la playa; Salma, más extrañada aún, no sabe ni que hacer. En eso, el hombre rompe el silencio y dice:

"¡Oye, compadre, ni te imaginas a quien me estoy cogiendo!"

El moñoñongo

El moñoñongo

Estaban tres náufragos en una isla desierta cuando de pronto los capturaron una tribu de caníbales, de esos de huesito en la cabeza y todo.

Después de amarrarlos cada uno a un poste llega el jefe de la tribu con el primero de ellos y le pregunta: "¿Qué preferir: la muerte o MOÑO?"

Le contesta el otro: "No pos quien sabe que sea MOÑO pero la verdad yo no me quiero morir, así es que MOÑO."

Y en cuanto voltea nomás ve a una fila india del tamaño de la muralla china, larga, larga, nomás se veían los huesitos en la cabeza y de uno por uno van pasando con él y MOÑO-MOÑO-MOÑO, MOÑO-MOÑO-MOÑO, MOÑO-MOÑO-MOÑO...

Después de varias horas llega el jefe con el segundo y le hace la misma pregunta: "La muerte o MOÑO?"

Le responde: "No pos la verdad, yo tampoco me quiero morir, pos nimodo, MOÑO", y no acababa de voltear cuando ya estaban todos ahí y MOÑO-MOÑO-MOÑO, MOÑO-MOÑO-MOÑO, MOÑO-MOÑO-MOÑO...

Llega el jefe con el terc! ero de ellos y le hace la misma pregunta: "La muerte o MOÑO?"

"No, que MOÑO ni que nada", le dice el tercero, "yo soy muy hombre, a mi no me vengan con sus puterías, a mí mátenme, yo quiero la muerte."

Y le dice el jefe: "Estar bien, si querer la muerte, tendrás la muerte pero primero MOÑO-MOÑO-MOÑO, MOÑO-MOÑO-MOÑO, MOÑO-MOÑO-MOÑO..."

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